Los Tipos de Fe

Las dos clases de fe

“La fe sobrenatural exige actitudes independientemente de las circunstancias.”

El Espíritu de Dios nos ha enseñado que, “así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26)Él ha determinado la fe sobrenatural como único mecanismo de salvación en todos los aspectos, especialmente en la Salvación eterna. Entonces, esa fe no puede ser considerada como un mero sentimiento del corazón, teniendo en cuenta que el sentimiento de fe es puramente emotivo y vulgar. En esa clase de “fe” no se puede confiar pues está claro que esa fe se sujeta a las circunstancias Lo que significa que si estas son favorables, entonces hay una supuesta manifestación de fe. Pero, si las circunstancias no son favorables, entonces no hay “fe”. La fe sobrenatural exige actitud independientemente de los sentimientos o de las circunstancias. Ella sigue la ley de causa y efecto, o sea, si hay fe sobrenatural, hay acción firme. Si no hay fe, naturalmente no hay acción. En la falta de fe sobrenatural hay inseguridad y hasta miedo.En estos últimos tiempos, el mundo ha vivido en una verdadera crisis de confianza. La economía ha registrado bajas en las Bolsas de Valores en todo el mundo. Y uno de los mayores especialistas en el asunto afirma que, por el momento, el problema no es la falta de dinero, sino de confianza en los inversionistas. La falta de fe y el miedo han hecho retroceder todos los mercados, de la economía mundial. Consecuentemente, la perspectiva del futuro es el desempleo en larga escala, pues “todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gálatas 6:7).Todo lo que se siembra es fruto de la fe positiva o de la fe negativa. La positiva empuja a la persona a ir al frente, mientras que la fe negativa le impide avanzar.De una forma o de otra, la fe, por si sola, exige actitud. Si es fe positiva, entonces la actitud será positiva, pero si es negativa, entonces la actitud será negativa. Al final, fe es acción, sea positiva o negativa. Los hipócritas defendían la fe en los escritos de Moisés y de los profetas, pero no la practicaban. La ley y los profetas exigían la práctica de sus reglas y en caso de no ser observadas, dependiendo de su gravedad, el infractor podría ser sentenciado hasta con la muerte. El cuadro se repite hoy en día, cuando muchos religiosos, generalmente, tienen el mismo comportamiento de aquellos hipócritas, o sea, defienden con uñas y dientes las costumbres y las tradiciones religiosas, pero se niegan a la práctica de las enseñanzas de Jesús, fundamentados en la justicia, misericordia y fe. Su fe le haga vencer.