Los obreros tienen un valor precioso para Dios

Los obreros tienen un valor precioso para Dios

Hacer la Obra de Dios es algo muy serio. Se trata de un trabajo que puede ser comparado a una verdadera guerra, con la diferencia de que el enemigo es espiritual. Por esa razón, el obrero necesita estar preparado, revestido de la armadura de Dios.
“Antes de servir a Dios, el obrero luchaba sólo contra sus propios demonios. Al hacer la obra, lucha con una legión. Son los espíritus inmundos que lo atormentaban, más aquellos que perturban a las personas que concurren a la iglesia”, explica el obispo Paulo Roberto Guimarães, responsable del trabajo de la Iglesia Universal en México.
Y añadió que el obrero necesita buscar a Dios constantemente, pues a pesar de que la lucha es grande, la victoria es segura para aquellos que están preparados para el combate.
No precipitarse también es algo muy importante, principalmente para aquellos que están preparándose para hacer la Obra de Dios. Muchos de los que se apresuraron terminaron sucumbiendo frente a las batallas.
“A veces, la persona no se da cuenta de la intensidad de esa lucha y se apura en ser obrero. Las cosas de Dios tienen un tiempo correcto. Por eso, aquel que hace su parte, en el momento adecuado, Dios lo llamará”, garantiza el obispo.
Según él, la Obra de Dios no debe hacerse con el objetivo de llamar la atención de nadie, sino de Servir al Señor Jesús. “No importa el tiempo que la persona tenga que esperar en ser llamada. Si estuviera lista, una vez que entre no va a salir más, pues el diablo no prevalecerá contra ella”, destaca el obispo.
Arrancando almas de las manos del diablo
El obispo compara la Obra al trabajo que fue realizado por el Señor Jesús, en el momento  en que murió y resucitó. “El Señor Jesús fue al infierno y arrancó de las manos del diablo la llave de la muerte. Todos los que hacemos la obra de Dios hacemos algo parecido: nosotros arrancamos las almas de las manos del diablo”, destaca.
En ese hecho, citado del Nuevo Testamento, ningún demonio pudo tocar al Señor Jesús, pues tenía el Espíritu Santo. “Si la persona hace la Obra de Dios y no tiene ese espíritu tarde o temprano, va a caer”, lamenta el obispo.
El obispo Paulo Roberto se refirió también a la importancia del trabajo de los obreros, que para la iglesia, es imprescindible. “Muchas veces, en una reunión, son miles de personas. El pastor o el obispo no tienen condiciones de atender todos. La mayoría es atendida por los obreros.”
Recordó también que es del cuerpo de obreros que nacen los obreros, los pastores, las esposas, los obispos. “El obrero es un gran ganador de almas. En la Iglesia, hay muchas personas salvas y liberadas gracias a su trabajo”, concluyó.
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